Preámbulo necesario

A escasos meses de las elecciones presidenciales de 1952, Fulgencio Batista encabezó un golpe militar contra el gobierno. Disolvió el Congreso, suspendió la Constitución de 1940 e ilegalizó todas las formaciones políticas. Batista anunció la celebración de elecciones en noviembre de 1954. De hecho, estableció una dictadura en Cuba. 

Durante el período de 1952 a 1954, Batista restablece la Constitución de 1940, levanta la censura de prensa y se celebran elecciones presidenciales en noviembre de 1954 como había prometido. Las elecciones estuvieron envueltas en una turbulenta atmósfera política de irregularidades electorales y protestas de los candidatos que abandonaron la contienda. Fulgencio Batista participa en las elecciones como único candidato y es electo con un millón 262,587 votos, la cifra más alta registrada en la historia de las elecciones de la República de Cuba antes de 1959. Se firma una ley de amnistía general para todos los presos políticos, incluidos los asaltantes de un cuartel militar en la provincia de Oriente que tuvo un saldo de varios muertos y heridos. 

El asalto al cuartel militar, dirigido por Fidel Castro, tenía el propósito de derrotar a Batista de forma violenta con el uso de las armas, pero los asaltantes fracasaron en el intento. Castro huyó y fue capturado, juzgado y condenado a prisión. Meses después Castro se beneficia de la amnistía promulgada por Batista, se exilia en México y regresa a Cuba en 1956 con una expedición armada. Los expedicionarios fueron sorprendidos y atacados por el ejército. Un reducido grupo de rebeldes logró huir –entre ellos Fidel Castro– y se refugiaron en la Sierra Maestra, montañas situadas en la zona oriental del país, dando inicio a una guerra de guerrillas que duraría hasta finales de 1958.

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El 3 de noviembre de ese mismo año se celebran nuevamente elecciones presidenciales sin garantías constitucionales y bajo protestas de los candidatos opositores, de donde resulta  ganador Andrés Rivero Agüero (Primer Ministro del gobierno de Batista), para el período comprendido de 1959 a 1962. 

Al finalizar 1958 –año en el que debía terminar el gobierno de Batista–, ya imperaba en todo el país una gran inestabilidad política y social debido a la corrupción en el gobierno, la represión, las torturas practicadas por la policía como respuesta a los estallidos de bombas en tiendas y centros comerciales colocadas por los grupos del Movimiento 26 de Julio y la guerra de guerrillas en la Sierra Maestra, hechos que contribuyeron a una total inseguridad pública. 

La noche de fin de año, con el ejército y gran parte la población en su contra, Batista decide salir del país y abandona su gobierno. Se produce un vacío gubernamental y una gran confusión social que es aprovechada por Fidel Castro para obtener el poder y desplazar al nuevo presidente electo Rivero Agüero. Castro logra apoderarse del gobierno valiéndose del apoyo incondicional de su ejército rebelde e incitando a las masas populares a una huelga general y a la toma de los cuarteles militares para neutralizar al ejército constitucional que ya estaba totalmente desmoralizado. 

Aunque Rivero Agüero fue electo en los comicios presidenciales –y a pesar de las irregularidades ocurridas en estos–, era el presidente legítimo elegido en las urnas, pero no se le permitió tomar posesión del cargo.

En enero de 1959, una gran caravana de tanques y jeeps cargados con hombres barbudos ves­tidos con uniformes verde olivo llegaron a La Habana entre vítores del pueblo. Fidel Castro se instaló en el poder. 

Con un gobierno totalitario y con todo el poder en sus manos, Fidel Castro eliminó el Congreso de la República de Cuba, la Constitución de 1940 y todos los partidos políticos e instituciones democráticas de la llamada “seudo-república”. Nombró presidentes, ministros y funcionarios fieles a él. Todos los periódicos, revistas, medios de comunicación opuestos a su régimen fueron cerrados y confiscados. Nunca más se celebraron elecciones libres y con diferentes partidos. Desde 1959, hasta el día de la publicación de este libro, no se ha promulgado una ley de amnistía general para todos los presos políticos como hiciera el dictador Batista, aunque se han realizado varias excarcelaciones de presos políticos y comunes de forma selectiva por conveniencias políticas del régimen, nunca han sido por la aplicación de una ley de amnistía. 

Finalmente se estableció en Cuba un sistema socialista con todas las características de un gobierno autocrático que ha durado más de cincuenta años.